¿CUÁL ES NUESTRA VOCACIÓN PRODUCTIVA?

 ¿Qué nos dice la historia?

Revisando un poco de historia económica de Moquegua, que en realidad tampoco es tan abundante, podemos encontrar algunos datos interesantes. Si bien es cierto, los autores no definen una fecha exacta, se sabe que Moquegua estuvo habitada aproximadamente desde el año 1200 a. C. y los entonces pobladores eran cazadores recolectores. Luego, para el año 500 d. C. se asentaron las culturas Tihuanaco y Wari, seguidos de los Chiribayas y Estuquiñas entre 950 y 1450 d. C. respectivamente. Estas culturas basaban su economía en la agricultura, artesanía y en la pesca.

Según Luis Kuon Cabello, en su libro “Retazos de la Historia de Moquegua”, se refiere a la agricultura como una de las vocaciones productivas de nuestra región. Cuenta por ejemplo, que allá por el año 1580 o antes, se dio inicio al cultivo de la vid, producto base para la elaboración de vinos. Este producto fue el que generó mayores contribuciones directas a la República en el año 1865, esto antes de la destrucción de los tinajones por terremotos, la guerra con Chile y actos de vandalismo. Otros productos mencionados por Kuon Cabello, son el maíz y las frutas (chirimoyas, paltas, limones e higos); productos que por las características del suelo y el buen clima, pudieron desarrollarse ampliamente en nuestra región.

En cuanto a la minería, nuestra historia nos muestra su aparición formalmente en el año 1915 con la inscripción notarial de la Sociedad Minera Cosmopolita, que incluía terrenos de la mina Quellaveco y la mina Perseverancia ubicadas en el cerro Cuajone, en los altos de Ichupampa, pago de Chischuquea, distrito de Torata. Luego de eso, por el año de 1941 la empresa Cerro de Pasco Corporation –la mayor minera de esos años, y que tenía el control de casi la totalidad de las exportaciones mineras del Perú– volteo la vista hacia el sur del Perú con el objetivo de expandir sus operaciones. En ese momento tuvo la opción de compra de Toquepala y Quellaveco, sin embargo, desistió de Quellaveco para enfocar sus esfuerzos sobre Toquepala, proyecto que fue inaugurado en 1960. Después de este episodio, la empresa Cerro de Pasco Corporation se hizo de la mina Cuajone, la cual dio inicio a sus operaciones en el año 1976. Hoy la conocemos como Southern Perú Cooper Corporation.

¿Qué nos dicen los números?

Antes del inicio de la actividad minera en la región Moquegua, la economía se sostenía sobre todo con la producción de la vid y sus derivados, el olivo, el palto, entre otros. La pesca también fue fuente importante de recursos y puestos de trabajo. Sin embargo, desde la aparición de la minería, esto ha ido cambiando con el tiempo.

El INEI nos muestra información del PBI per cápita por departamentos desde 1970 hasta la actualidad. Según esta información, el periodo comprendido entre los años 1970 y 1976 –años anteriores al inicio de las operaciones mineras– el PBI Per cápita promedio de Moquegua fue de 3,750 dólares. Después del inicio de las operaciones mineras entre el año 1977 y 1996 el PBI per cápita alcanzó máximos de 15,500 dólares, y en promedio fue de 10,550 dólares. Entre 1970 y 1995 la tasa de crecimiento del PBI de fue de 5.86%. El año 2018, tuvimos un PBI per cápita de 14,500 dólares, que según Cesar Peñaranda director de la Cámara de Comercio de Lima, iguala al de países desarrollados como Rusia.

Otro aspecto que cambió con la explotación minera fue la estructura económica de nuestra región. La minería pasó a representar el 27.3% del total de actividad económica, solo por debajo del sector manufactura que representa el 45.8% del total al 2017. Los sectores agricultura, ganadería, caza y silvicultura, pesca y acuicultura que antes de la explotación minera representaban hasta el 60% de las actividades económicas, en el año 2017 estas solo representan el 1% y el 0.5% respectivamente. Sin embargo, el potencial agrícola de nuestra región aún no ha sido adecuadamente explotado.

De acuerdo a los datos ofrecidos por el Banco Central de Reserva del Perú, el sector económico más importante de nuestra región es la manufactura, que representa el 45.8% del Valor Agregado Bruto al año 2017. Detallando un poco más esta información, podemos ver que, del total producido en este sector, el 97.4% corresponde a la producción de cobre blíster y cátodos de cobre, dejando solo un 2.6% a otras manufacturas como conservas y congelado, pescado y harina, además de aceite de pescado.

Todos conocemos la importancia de la agricultura, esta radica en la generación de puestos de trabajo, la protección de la seguridad alimentaria y su relacionamiento con otros sectores como el sector comercio, industria, etc. Si analizamos el aporte de la agricultura a la generación de puestos de trabajo, tenemos que en los últimos 10 años, esta actividad ha generado el 25% de los empleos de la Población Económicamente Activa (PEA) moqueguana; mientras que por ejemplo, en el mismo periodo de tiempo, la minería solo ha generado un 2.8% de los empleos. Esto se explica básicamente porque la agricultura es una actividad intensiva en mano de obra mientras que la minería es intensiva en capital. Pero debemos considerar dos aspectos importantes antes de sacar conclusiones apresuradas: primero, el promedio de los ingresos generados por la agricultura giran alrededor de 804 soles y el de las actividades mineras en el orden de los 2,300 soles. Segundo, según información del Ministerio de Energía y Minas, por cada puesto de trabajo generado por la minería se generan hasta 9 puestos de trabajo indirectos, mientras que la agricultura necesita crear 6 puestos directos para crear 1 puesto indirecto. Datos que debemos tomar en cuenta para nuestro análisis.

Moquegua se caracteriza por su variada producción con deliciosas paltas, inigualables aceitunas, la excelente calidad de la vid, sus galardonados piscos, vinos y toda la gama de productos enológicos y destilados, así como su gran diversidad marina. Sin embargo, presentamos ciertos problemas para desarrollar estos potenciales, como el escaso desarrollo agroindustrial, la poca investigación y bajo valor agregado de nuestros productos, la baja productividad, la contaminación del medio ambiente, el estrés hídrico y el minifundio que es un problema histórico del que no muchos hablan. Algunos de estos problemas deben ser resueltos por los mismos agricultores, por el gobierno y otros en alianza entre ambos sectores; para lograr esto necesitamos el compromiso de todos los actores involucrados y recursos para inversión.

Si analizamos rápidamente los ingresos y/o transferencias recibidas por los gobiernos locales, vemos que el 65% corresponden al Rubro Canon y Sobrecanon, regalías, renta de aduanas y participaciones. En el caso del Gobierno regional, el 46% de sus ingresos corresponden a este rubro. No es novedad que seamos una economía minero dependiente y no necesariamente porque la naturaleza así lo haya querido, sino porque no hemos podido consolidar algún otro sector de nuestra economía moqueguana. Otro dato importante a mencionar es que desde el año 2008 hasta el 2017 hemos recibido 3,335 millones de soles, lamentablemente nuestros niveles de ejecución presupuestal siempre han estado alrededor del 63% anual, sumado a la corrupción y a la poca visión de desarrollo de nuestra región.


Entre el 2008 y el 2017, del total de inversión pública ejecutada en Moquegua, un porcentaje importante (61%) fue financiado con recursos de canon y regalías mineras. Ello equivale a S/. 2,931 millones. Destacan las inversiones en energía y en transporte, para los cuales alrededor de 2 de cada 3 soles invertidos en la región provinieron de recursos generados por el sector minero.

No olvidemos la actividad turística, según el INEI, en el año 2018, hemos recibido 222,121 turistas, de los cuales 209,438 fueron turistas nacionales y 12,683 fueron turistas extranjeros, ubicándonos en el último lugar en recepción de turistas a nivel nacional. Los motivos principales para hacer viajar a Moquegua, son: i) vacaciones, descanso y relax (71%) ii) visita a familiares (15%), iii) trabajo (10%) y iv) otros (4%). Los arribos nacionales provienen principalmente de Arequipa, Tacna, Puno y Cusco. Mientras los arribos extranjeros procedieron de Chile, Argentina, Bolivia, Colombia y EEUU.

El turismo, como todos los sectores económicos, ha ido evolucionando con el paso del tiempo. Antes, los viajes de turismo se realizaban básicamente para visitar algún atractivo turístico caracterizado por su historia. Los turistas se tomaban algunas fotos y regresaban satisfechos a sus países o ciudades de origen con sus recuerdos grabados en una instantánea. Sin embargo, ahora, el turista busca más que solo visitar atractivos históricos, el turista busca generar experiencias, busca turismo experimental o vivencial, el cual los haga vivir rutinas distintas a las acostumbradas, que los haga conocer de manera más cercana y profunda las tradiciones del lugar. Aquí en Moquegua aún tenemos un gran reto con el tema del turismo.

Haciendo un balance de los puntos tratados, podemos ver claramente que la minería representa en términos económicos, una actividad muy importante para nuestra región. Asimismo, conocemos la importancia de los otros sectores como la agricultura, pesca, ganadería y el turismo, sectores que históricamente han sido relegados, por descuido o por falta de visión de parte de nuestros gobernantes, así como el desconocimiento propio de sus habitantes respecto a nuestro territorio, sus potenciales y necesidades.

Entonces, ¿cuál es nuestra vocación productiva? Creo particularmente que debemos identificar, aceptar y fortalecer nuestra vocación productiva entre todas las posibilidades o aptitudes económicas de nuestra región. Ésta debería estar en el sector que como moqueguanos nos haga sentir orgullosos de ella y que nos ayude a generar mejores condiciones de vida para todos. Si es la minería, que sea una minería social y ambientalmente responsable; si es la agricultura, que sea una agricultura moderna, competitiva, de altos estándares de calidad; si es el turismo, que sea un turismo responsable y amigable. Si es más de uno, estos deben convivir en perfecta armonía para su correcto desarrollo.

Finalmente, debemos considerar que éstas vocaciones productivas no están escritas en piedra y que no solo dependen de los recursos naturales con los que hemos sido bendecidos, sino que podemos construir nuevas vocaciones productivas a partir de identificar y desarrollar una nueva visión para Moquegua. Como mencioné, el sector que sea, debe ser aquel que nos haga sentir orgullosos de la tierra que nos vio nacer y para la cual, como buenos hijos, esperamos verla crecer. Tomemos al toro por las astas para dar un claro sentido al futuro de nuestra región.


Bibliografía:

  • Banco Central de Reserva del Perú. Caracterización del departamento de Moquegua 2018
  • Banco Central de Reserva del Perú. Síntesis de la actividad económica de Moquegua – Marzo 2019
  • Kuon Cabello, Luis E. (1981) Retazos de la historia de Moquegua (2da edición). Moquegua: Universidad Nacional de Moquegua
  • Instituto Nacional de Estadística.  Compendios Departamentales 1997-98
  • Instituto Nacional de Estadística. Compendio Estadístico Perú 2018
  • Mercados & Regiones. Número 8 - Junio de 2015
  • Sociedad Nacional de Minería y Petróleo. El canon, sobrecanon y las regalías en el Perú (2008-2017)

Escribe Christian Rivadeneira Vildoso

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