JOSÉ IBÁRCENA BALBUENA: “SE DEBE HACER ALGO PARA QUE EL PATRIMONIO NO SE PIERDA”

Con motivo de celebrarse un aniversario de nuestra ciudad, nos reunimos con José Ibárcena Balbuena —autor de importantes libros sobre Moquegua—, el encuentro se dio en la calle Ayacucho 540, casa de la familia de la Flor, donde ahora funciona el restaurante Bistró BBQ Grill & Bar, allí le consultamos sobre el proyecto de remodelación de la plaza de armas y el estado del patrimonio histórico de Moquegua.

¿Cuál ha sido la evolución histórica de la plaza de armas?

Bueno hasta lo que tengo entendido, la plaza (de armas) ha sido la plaza principal desde la fundación de Moquegua; la fundación de Moquegua es en 1625. Antes de 1625 hay una fundación de la villa de San Francisco de Esquilache en 1618, en lo que ahora conocemos como “Alto La Villa”, que al disolverse en 1625 queda con el nombre de “Alto La Villa” o la “Villa vieja” como se le conoció en un tiempo. Hay que entender o tener en consideración que cuando los españoles hacían la fundación de una ciudad, todo lo hacían en base a una cuadrícula, un damero, colocando en el punto central —desde donde van a partir todas las calles verticales y horizontales— a la plaza principal. Anterior a la fecha de 1625, existía un pueblo —¡no villa y esto hay que tenerlo muy claro!— nombrado Santa Catalina de Alejandría, este pueblo no tuvo fundación simplemente fue un asentamiento de españoles sin fundación. Este primer pueblo debió haber estado muy cerca al río, porque los documentos que se han encontrado hablan de que la iglesia constantemente era destruida cuando entraba el río, no estamos hablando del lugar en donde ahora está. La iglesia matriz fue adquirida por uno de los fundadores en 1625 y se planifica la villa alrededor de la plaza principal, de acuerdo a los parámetros de los españoles, en uno de los lados, en este caso al lado norte de la villa, vamos a tener la iglesia principal que en un principio se conoció como la iglesia de Santa Catalina de Alejandría, que después se va a conocer como la Iglesia Matriz. Luego alrededor de la plaza principal vamos a tener a las casas de los fundadores, que son las principales familias, pero también al frente de la iglesia vamos a tener el espacio del cabildo y de la cárcel. El cabildo estuvo ubicado en una esquina de la plaza de armas donde ahora funciona la casa Mariátegui, y la antigua cárcel funcionó hasta la década de 1980 donde actualmente funciona la Dirección Desconcentrada de Cultura. Luego el resto de las propiedades era de los fundadores. En una esquina tenemos una iglesia que perteneció a los dominicos, quienes tuvieron el primer colegio de primeras letras que se establece en Moquegua, ese espacio que tenemos en la esquina en lo que ahora es las calles Ayacucho con Tacna, ahí funciono la iglesia de los dominicos —hoy conocemos ese templo como templo de Santo Domingo—, donde funcionó la escuela de primera letras de los dominicos, un convento y un hospicio que es un hospedaje para que todos los viajeros pudieran quedarse y ese era uno de los ingresos que tenían esta orden sacerdotal.


Sobre la plaza, ¿cómo estaba constituida?

La concepción de las plazas en el tiempo de los españoles eran espacios libres, en estos espacios libres la gente se reunía para escuchar algunas leyes que venía de la corte, la gente para compraba y vendía productos, los mercados funcionaban en la plaza principal, se vendían esclavos. También se hacían otro tipo de comercios. Y tenemos casos de criminales que fueron ejecutados en la plaza de armas, donde se levantaban las horcas y ahí se los ejecutaban. También tenemos documentos de las exequias que se hacen a la muerte de uno de los reyes de España y también el nombramiento del siguiente rey, pasando de los Habsburgo a los Borbones en el siglo XVIII. Todo esto se realizaba en la plaza porque era el centro de la vida social, política, cultural y económica que había en la villa de Santa Catalina de Guadalcázar. En un principio esa concepción de plaza era la de un espacio completamente abierto que no tenía árboles, no había áreas verdes, todo estaba empedrado y en el centro debió haber la primera pileta de piedra, porque a comienzos del siglo XIX, se derrumba esta pileta de piedra y se vuelve a levantar otra, que después se desmonta para dar paso a la actual y que fue adquirida después del terremoto 1862. La plaza debió haber mantenido un área de piedra hasta fines del siglo XIX o inicios del siglo XX.

Ahora el muro que tenemos en la calle Ayacucho no existía, eran graderías. Se debió construir en la década de 1960, el dato exacto no lo tengo. Pero ese muro no es original, eso era pura gradería.

Debemos tener en claro que la concepción de una plaza no es la misma a la de un parque, una alameda o un jardín. En el tema de la plaza de Moquegua hay una fusión, estamos hablando de esta concepción moderna.

¿Cuándo se empezó a arborizar la plaza?

Los árboles deben haber sido sembrados a inicios del siglo XX o fines del siglo XIX. Ahí se plantan los árboles y comenzó a cambiar la concepción de la plaza por algo más verde. Lamentablemente solo quedan la mitad porque la otra mitad ha muerto.

Al momento de cortar los árboles, ¿se decidió que su ciclo de vida acabó?

Estaban muertos. Actualmente tenemos en la calle Ayacucho un árbol que está muerto, que la Municipalidad no lo saca, las personas que transitan diariamente están corriendo riesgo, porque se puede desprender una rama y puede ocurrir un accidente. Ese árbol debería sacarse porque es un tronco seco.

Con relación a la propuesta de la Municipalidad de remodelar la plaza de armas, ¿se consideró la participación de los vecinos?

La verdad no sabría decirte si han recibido la propuesta de los vecinos. Yo soy un vecino de la plaza de armas, particularmente a mí no me han preguntado, no me hicieron alguna encuesta o algo acerca de la remodelación que puede haber en la plaza. Somos pocos los que vivimos al frente de la plaza de armas —creo que somos tres o cuatro familias— pero se nos debió haber preguntado, eso se llama respeto, pero la Municipalidad no respeta a los vecinos, toma decisiones de acuerdo a sus criterios como si fueran grandes iluminados.

Una de las partes más criticadas de la propuesta ha sido la eliminación del muro de la calle Ayacucho y la construcción de la escalinata en su lugar, ¿cuál es su opinión al respecto?

Estoy de acuerdo. A mí me parece atractivo eso porque se está recuperando la gradería antigua tal como era, estamos hablando de la República y antes de ella, ésta gradería que llevaba de la calle Santo Domingo —ahora calle Ayacucho— hacía la plaza.

¿Sobre otros aspectos de la propuesta como la peatonalización y la reducción de ancho de vía en la calle Ayacucho?

Me parece interesante el hecho de peatonalizar las calles o  permitir que en cierto horario se restringa el acceso vehicular, quizás dejarlo para la noche o entre ciertas horas de la noche; y en el día dejarlo libre para que la gente pueda transitar en medio de la calle. Pero un factor muy importante en Moquegua es la arborización, la ciudad debe estar arborizada, no se deben de cortar los árboles a los cinco metros o al metro como un iluminado tuvo la idea hace algunos años, ese concepto ha calado en las personas que retomaron el puesto del área de parques y jardines. Estamos en un clima donde el árbol se debe dejar crecer en su máxima expresión, porque el árbol genera oxígeno, baja la temperatura; es beneficioso, nos alegra ante esta vida tan agitada, es importante tener arboles grandes y frondoso.

La zona de la plaza está designada como área patrimonial, ¿en qué manera esta designación y las estrictas normativas de construcción afectan la creación de nuevos negocios y viviendas?

Yo creo que se debe preservar la arquitectura tradicional en todo el centro histórico de Moquegua, no solo en la plaza de armas. Cada vez vemos que las casas se demuelen para dar paso a edificaciones sin gracia y que no respetan el entorno arquitectónico tradicional que tiene la ciudad. El tema es que también se deben tener políticas adecuadas, permitir a los vecinos hacer las remodelaciones y refacciones a los predios, para poder darle el uso y así mantener estas casas. El problema es que muchas veces se les pone trabas a los vecinos, prefieren que las casas se caigan para poder darle otra utilidad y luego nos quejamos porque hay una pérdida del patrimonio.

Se debe hacer algo para que el patrimonio no se pierda, y ese algo debe de empezar por darles a esos propietarios todas las facilidades de ley. Si se van a hacer remodelaciones, se le debe de poner un arquitecto; si va a tener que pagar un derecho de trámite, eso debe de ser gratis, siempre que se mantenga y preserve el patrimonio. Ahora si se va a destrozar todo, que le pongan toda la serie de trabas, pagos y demás; pero si es para conservar ese bien, debe de dársele todas las facilidades, pero eso no se hace, más bien se le ponen trabas y la gente terminan destruyendo los bienes patrimoniales.

¿Los vecinos de la zona han recibido alguna asesoría técnica sobre temas de patrimonio por parte del estado o alguna otra entidad?

Personalmente ninguna. A mí nadie me ha venido a dar algún tipo de asesoramiento o ayuda para mantener o preservar la casa. Todo el arreglo que he podido hacer en la casa durante este tiempo ha sido a acosta mía, con préstamos y ahorros. Estaba manteniendo una casa que no generaba un ingreso, por eso me he visto en la obligación de poner algún negocio para que me pueda ayudar con las reparaciones, para poderla recuperar poco a poco, porque los gastos son muy amplios. Actualmente tengo dos préstamos que solicité para poder arreglar parte de la casa, para que no se siga deteriorando. Estas casas demandan mucho gasto y no hay apoyo del estado. El Municipio nos cobra el impuesto, se supone que no debería de pagarse un impuesto porque esta casa está considerada patrimonio, entonces de donde sale ese dinero. Y no estamos hablando de un impuesto bajo como una casa que está en los extremos de la ciudad y que tiene poco metraje; estas casas tienen cerca de 500 metros cuadrados y el frente es amplio, da a la plaza, a parte se cobra por el área de jardín.


¿Cree que existen otros sectores en el centro de Moquegua que necesitan mayor atención?

En realidad, todo el centro histórico necesita atención, deben de recuperarse ciertas propiedades. Tenemos el privilegio de tener uno de los hospitales más antiguos del Perú, veamos cómo está actualmente, no hacen ningún proyecto para recuperarlo. El año pasado hemos perdido la hacienda San Cara, que perteneció al Mariscal Domingo Nieto, uno de los más representativos hijos de Moquegua; ahora ya están haciendo una construcción de ladrillo y de cemento. La Municipalidad, debió haber procurado salvar esa hacienda, resguardarla, hacerla un centro de atracción turística, un centro cultural o histórico.

Tenemos la misma alameda, que ya perdió ese encanto republicano del siglo XIX y virreinal del siglo XVIII. Ya no tenemos el teatro, teníamos un teatro de la primera mitad del siglo XIX. No está donde antes estaba el convento de Santa Rosa. No está donde era antes un potrero donde se celebraban las corridas de toro y algunos otros espectáculos que se hacían en Moquegua. No están las casonas virreinales que había alrededor de la alameda. Todo eso se ha perdido y se está perdiendo el resto. Si pasamos por la calle Lima, Moquegua, Ayacucho, Junín o Cusco, vamos a ver cómo se va depredando, botando las casonas para dividirlas en tres o cuatro terrenos para construir propiedades que se alejan de esa belleza y que le daban ese encanto añejo que tenía la ciudad.

Esto se da por políticas inadecuadas, mucho tiene que ver la Municipalidad, se permiten construcciones en el centro de tres y cuatro pisos, cosa que no debería de permitirse en el centro de la ciudad, debería resguardarse, máximo dos pisos y continuar el techo de mojinete, pero bajo ciertas características, cosa que no se hace. No se ponen a las fachadas las portadas de piedra, las puertas doble de madera tachonada, las rejas sevillanas, y así la ciudad se termina por despersonalizar. Hay que fijarse que las ciudades más bellas del mundo son las que tienen personalidad. Moquegua está perdiendo el hecho de ser única en el país en tener unas características arquitectónicas admiradas por visitantes, cronistas, viajeros, arquitectos, políticos y otros.

Perdemos nuestra arquitectura por malas políticas, por no tener las cosas bien claras, por no apuntar a un norte, las autoridades entran, pasan y no les importa en realidad el tema cultural.

La gestión anterior tenía muy buenos proyectos para recuperar la casa de Mercedes Cabello de Carbonera, la “Casa de las Diez Ventanas” que era de los Fernández-Maldonado y la casa que conoces como de las Serpientes; tres edificaciones virreinales importantes, por lo que significan y por quienes vivieron en estas. Todas las casas en Moquegua tenían un patio central y uno posterior con jardines, y estas propiedades tenían las puertas abiertas de par en par, y había mucho respeto porque la gente no entraba, se quedaban en el dintel hasta que los hagan pasar, estamos hablando de épocas cuando había valores y la gente respetaba bastante las propiedades ajenas.

¿Cuántas casas tenemos con portadas talladas? Hasta cuando era niño había cerca de diez, y actualmente quedan cerca de cuatro. Había casas que tenían balcones. ¿Cuántas tienen ahora balcones? ¿Cuántas casas exhiben ahora sus rejas sevillanas? Una ciudad sin personalidad no resulta atractiva, como podemos hacer que el turista se impresione de Moquegua si va a venir a ver casas sin gracia aparente en la fachada, el turista viene a ver algo distinto a su pueblo, a su país, tenemos que conservar lo que es nuestro.
Nuestra historia es también bastante importante, y ahí también es deber de la Municipalidad hacer campañas para fomentar el conocimiento, hay que tener bien en cuenta que un pueblo que no conoce su pasado se extingue, está destinado a desaparecer.

Entrevista de Jorge Canales Barrera, realizada en Octubre 2019.

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